SUEÑOS DE ALEJANDRÍA

POESÍA


SUEÑOS DE ALEJANDRÍA         Clicar en el enlace para su comprar en Amazon (Presentado por la Editorial Trafford- en la emblemática ciudad de Oxford, y en la Biblioteca de la ciudad de Figueres, junto al finalista del premio Planeta Rubén García Cebollero, con su libro "La batalla del Ebro" y la periodista de la Veu de Soller y el Diario L´Emporda, Rosa Ramos)

La cantante Mar Benavides de Bossa Nova, canta un poema adaptado de Arthur Charlan.

PRÓLOGO

Breve historia de Sueños de Alejandría 

Una de las grandes pasiones del escritor, es la de dejarse llevar por las corrientes de los ríos, mientras el cielo se tiñe con los colores del atardecer, dejándose arrastrar por el influjo místico de los alrededores que le impregna y le incita a escribir. Es por eso que Sueños de Alejandría surge en la mente del escritor la tarde del 20 de diciembre del año 2005 frente al río Lyffey (Dublín-Irlanda) mientras su mirada se pierde absorta en el horizonte sobre el Ha´y Penny Bridge. Durante sus continuos devenires por las tierras de Irlanda y Escocia, la inspiración que estos lugares le proporciona, es su fiel compañera de viaje y es entonces cuando surge la idea de crear la que será su segunda obra. 

 Una vez de vuelta en España, los primeros versos que darán origen a sus primeros poemas comienzan a cobrar forma en la ciudad de Girona, sobre el Pont de Pedra, al paso del río Ter, mientras termina de anotar sus apuntes en alguna terraza abierta de las ramblas de la ciudad. Sediento de la inspiración que para él emanan, decide volver en sus viajes a Irlanda y Escocia, para seguir impregnándose del espíritu bohemio y tranquilizador de sus paradores donde la mezcla del pasado histórico y la calurosa hospitalidad de sus gentes, invitan a vivir completamente inmerso en la magia que inunda el entorno de estas tierras. Lugares que marcarán el final de la obra, en un viaje inspiracional en el año 2006. 

Regresará entonces a Dublín para volver a recorrer el curso del río Lyffey y sobre el O'conoll Bridge dejarse embriagar por la esencia del lugar mientras sus alrededores se iluminan con la difuminada y grisácea luz que lo envuelve todo. El río Lyffey representa para el poeta la unión del pasado con el presente, como demuestra la historia del citado río que divide la ciudad, cosa que intenta plasmar en su obra, la huella del tiempo, que aparece en cada uno de sus poemas desde el principio hasta el final. Es ahí donde funde su sentir con la dama del amanecer y se transporta hacia el mismísimo interior del ser humano. 

Nuestro incansable transeúnte, camina cada tarde hacia Graffon Street, hasta detenerse en el maravilloso parque de Stephen Green para descansar y poner en orden sus notas, práctica que adoptara como una costumbre casi diaria. Tras un breve periodo en Dublín, se traslada a la ciudad de Belfast, en el Norte de Irlanda. Durante las tres horas de viaje en autobús pudo disfrutar de los preciosos paisajes que ofrece la isla, pasando por numerosos pueblos de entre los cuales llamó especialmente su atención el 42 PANGEA pueblecito de Derry, donde se inspirara, al paso del río Foyle, para escribir su aclamado poema sobre la amistad. 

Una vez en Belfast, verá pasar las horas caminando por los márgenes del río Lagan, a la par que escribirá versos enteros sobre el Queen Elizabeth Bridge o el puente Joyce, mientras ve pasar como cada hora, el barco que recorre el río desde la presa del Lagan hasta Stranmillis, cargado de turistas o simples pasajeros que desean deleitar su vista durante la plácida travesía. Lo que sea que hace que el escritor derrame sus versos por doquier, no debemos olvidar que en parte se debe a los parajes por donde atraviesa, rebosantes de vitalidad. Acercándose con curiosidad y entusiasmo a la diversión de los pubs, la música, las gentes, la más pura teatralidad de los lugares por donde pasa dejan en él su impronta. Pero lo que más le impactará es poder contemplar La Media Luna, enormes colinas verdes franqueadas por la majestuosa montaña de su extremo oriental. 

Será en esos instantes de encuentro con la belleza del momento, donde volverá a seguir escribiendo sobre sí mismo y sobre los temores que adornan al hombre y a la mujer de hoy día. Para el poeta, la belleza radica en la parte más oscura y secreta que todos llevamos dentro. Y es por eso que, ante tanta belleza, frente a la cima de Caven Hill, transformará en verso las más profundas pesadillas y temores a los que el ser humano no es capaz de enfrentarse y menos aún de confesar a aquellos que le rodean. Su periplo por las islas le llevará a tierras escocesas. En el puerto de Belfast (Irlanda) embarca en el Stena Line que le trasladará por mar hasta Escocia. Durante la travesía observa a través de los ventanales las suaves y tranquilas aguas que separan las dos islas y conforme el ferry se va acercando a tierra contempla la maravillosa costa escocesa mientras se aproximan al cada vez más cercano puerto de Stranraer, penetrando inexorablemente en el hogar de uno de los escritores más grandes de la literatura de Escocia, Robert Burns. 

Desde Stranraer hasta Tron, de Kilmarnock a Carlisle, recorre en tren los majestuosos pueblos que adornan estas tierras llenas de encanto, hasta llegar a una de las ciudades culturales por excelencia, Glasgow. Esta tierra tan cargada de magia encarna en el poeta una realidad que intenta plasmar en sus versos y palabras, verdades que llevamos dentro y esperanza que abortamos diariamente. 

Durante el recorrido irá afianzando la primera parte del título del 43 PANGEA poemario: "Sueños". Para él cumple a la perfección el efecto que provocan las palabras y las connotaciones que implica. Los sueños evocan los viajes interiores a los cuales nos aventuramos continuamente. Un poema no es solo un objeto lingüístico que ha de funcionar a todos los efectos, si no una incursión al interior de uno mismo, que ha de conmover y que el poeta consigue. 

Como un navegante solitario desembarca en la ciudad de Glasgow para seguir percibiendo la inspiración que nunca lo abandonaría allá donde fuese. En esta maravilla de ciudad de aspecto gris y melancólico, sus lamentos emanan de un amor indisimulado por la vida. Una vida auténticamente por encima de sus versos, donde la esperanza empieza a vislumbrarse entre sus idas y venidas por el río Clyde. Es en el valle por donde fluyen las aguas del Clyde donde inicia su andadura hacia la luz, movido por el romanticismo inmutable que lleva dentro. Por doquier en el valle, el arte, la cultura y la historia se encuentran al doblar de cada esquina y el poeta es conmovido por ello. Desde el elevado puente de Erskine observa el castillo de Dumbarton Rock, desde donde el río Clyde se abre hacia su estuario y el mar. Día tras día va observando como al igual que la corriente arrastra las aguas del río, el fluir de sus pensamientos arrastra los versos hacia el exterior de su mente, hasta el papel, al mundo... Poeta y trotamundo incansable finaliza su andadura en la hermosa Edimburgo, capital de Escocia y una de las ciudades más bellas del mundo. Aquí transita a diario por el Waverly Bridge dirigiéndose hacia Mille Street mientras deja atrás el monumento levantado en honor al escritor escocés Walter Scott, para reordenar sus pensamientos al cobijo de alguna casa de té. Pero esta vez no será el fluir de un río donde encuentre su inspiración, si no en el Prince's Street Gardens. Lo que antaño fue un lago, hoy se abre a un majestuoso jardín donde la gente pasea para transportar su cuerpo y su mente lejos del frenético ajetreo de la ciudad. Sentado frente a un reloj de flores y un cuco mecánico empieza a tomar notas de los que serán los últimos versos del poemario. 

Muchas cosas y lugares le absorben y le llenan, le impresionan y le emocionan, pero por encima de todos ellos, es la llamada Atenas del Norte la que le asombra en gran manera y desde la colina de Carlton Hill, salpicada de monumentos de estilo griego, escribe: 44 PANGEA El poeta escribe desde su interior para abrir puertas que están cerradas para secar las lágrimas de tristeza y convertirlas en sencillos versos de amor. Con los bolsillos llenos de poesía el escritor regresa de nuevo al origen, al principio, a las aguas del Ter, al Pont de Pedra de la ciudad de Girona donde perdiendo su mirada en el horizonte dará por concluido el poemario, titulándolo finalmente: "Sueños de Alejandría" Escoge el nombre de Alejandría porque para él representa la unión del presente con el pasado. Un nombre cargado de magia que nos transporta a un pasado romántico donde las palabras son sueños y el escritor vuelve a recordarnos: Todavía hay un reloj que marca las horas y empaña el vidrio con cada amanecer esculpiendo en el aire las entrañas de nuestros sueños.

Mari Gómez Lorca

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